lunes, 30 de marzo de 2015

EL CÁNCER COMO ALIADO

Quizá estas palabras puedan molestar a alguna persona, si es así lo siento y solicito que se disuelva cualquier distorsión que su lectura pueda causar. 

En ocasiones se elige esta forma para morir, salvo en estos casos...

El cáncer no es un enemigo y mucho menos cuenta con ningún poder sobre la persona diagnosticada. 

Es un aliado que se ha presentado a la persona para enfrentarla con sus miedos. 

El Cáncer está al servicio de la liberación de las cadenas y lealtades innecesarias del experimentador que ha permitido esta circunstancia en su vida. 

Es una forma en que el alma decide empoderar a la persona y proceder a ese cambio de vida anhelado por ella. 

¿Qué sucede?

Que este cambio implica a veces soltar relaciones que nos dañan, compromisos con nuestro clan familiar o soltar los miedos y simplemente comenzar a hacer lo que nos da la gana. ("Corriendo el peligro de convertirnos en malas personas"). 

Tanto miedo tenemos a ser malos que preferimos "morir sin vivir" que salirnos de la norma, quizá por miedo al "infierno".

Pero lo que mas requiere es DEJAR DE MALTRATARNOS, JUZGARNOS Y CULPARNOS con nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Comenzando nuestra propia historia de amor con la persona que somos, un amor incondicional que todo lo acepta, todo lo comprende y todo lo sana. 


¿Qué es el cáncer?

Es un cambio en la vibración natural de algunas células que tienden, por resonancia, a cambiar la vibración de otras células.

Poquito a poco nuestras células, que nos consideran Dios, nos sienten pensar: yo no se, tengo miedo, me he equivocado, voy a sufrir, soy mal@, torpe, incapaz, rencoros@, soy culpable, etc. y esto es terrible para ellas, imaginad que oyésemos a Dios decir esto.

Y su vitalidad, energía, alegría va desapareciendo pues en el fondo estamos diciendo QUIERO MORIR, NO ME GUSTA MI VIDA, NO ME GUSTA MI FAMILIA, NO ME GUSTO YO, SOY MAL@, NO MEREZCO AMOR, LOS MÍOS ESTARÍAN MEJOR SI YO NO ESTUVIESE, SIENTO HABER NACIDO. 


No des tanta importancia a los resultados, el tratamiento o el hospital. Se honest@ contigo mism@. Mira qué sientes de verdad y permítete reconocer cuántas veces has sentido tan grande tristeza que has querido marcharte. Ahí comenzarás a renacer. 


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