Erase una vez... en una tierra mitológica de brujos, dragones y magos, en una era en que los antiguos consortes de la magia despertaban del letargo de un largo sueño y los corazones de los hombres y mujeres renacían de largos períodos de oscuridad...
Donde, años atrás dos almas, como muchas otras, se habían comprometido antes de nacer para un mutuo despertar y compromiso de amor y misión... una de las almas había encarnado en mujer y la otra en hombre, y nacieron en distintos reinos y culturas.
Y el alma que era mujer tuvo la visión del alma que era hombre tiempo atrás, un ser luminoso que llegaría a su vida, complementándose ambos y hallando felicidad.
Casi sin darse cuenta, y por cuestiones comerciales y gubernamentales, pues él iniciaría pronto viaje hacia la tierra vecina donde ella habitaba, ambos entraron en contacto, produciéndose una cierta amistad. Pasado algún tiempo, de diversas formas, comenzaron a despertar en ella sentimientos que no llegaba a comprender. Consultando ella al oráculo comprendió que no era la primera vida que habían compartido y le aconsejaron que tuviese paciencia pues él aún no había recordado, ella siguió los consejos con la esperanza de que él también la recordase.
Una guerra comenzó en un reino vecino, posponiendo él su viaje y marchando hacia la batalla. No fue muy larga, pero al volver de la lucha las intenciones de él de visitar el reino de ella se habían desvanecido. Ella supo además que un brujo le había informado a él que ella estaba enamorada, deteniendo esto a él, que no había despertado aún sus recuerdos de otras vidas ni sentimientos de amor.
En sueños ella supo que él no tenía ya intenciones de conocerla. Pidió consejo al Oráculo,y como estaba sufriendo y sentía gran añoranza le concedieron la Gracia de ponerle el Velo de Isis de nuevo para que olvidase todo lo recordado sobre él y pudiese continuar en paz con su vida. Ella supo que esto no detendría su avance personal hacia su propio despertar ni su misión. Solicitó que la ayudasen a recordar de nuevo si él decidía volver hacia ella y la ayudasen a reconocerlo. Es cierto que lloró un poco pero cuando encontró la paz agradeció la crucial ayuda del Cielo y permitió este bálsamo de paz.
El Velo fue amorosamente colocado sobre sus ojos y su cabeza, sintiendo ella como se fijaba con sutileza y firmeza y decidiendo contar lo sucedido por si en algún momento necesitaba recordar de nuevo y el Cielo utilizaba este escrito como medio para ayudarla a recordar.
Sabiendo que sus recuerdos se irían desvaneciendo solicitó que no quedase herida en su corazón ni su mente y una energía de amor incondicional sellase esta parte de su historia.
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