La mujer guarda un conocimiento ancestral, una sensibilidad especial y una ternura que ha necesitado esconder para adaptarse a la vida que la rodeaba y dejar el estrés que le provocaba mostrarse en un entorno arisco y cerrado.
Esta necesidad de supervivencia junto a la necesidad de "ser una niña buena", ha impedido a muchas mujeres explorar sus intuiciones, sus sentimientos y la libertad de decir abiertamente lo que pensaban o querían.
Esto a desembocado en dudas, indecisiones y miedos que terminaron impidiendo a la mujer dar los pasos que necesitaba dar, resultando menos doloroso para el corazón sufrir el cansancio y sensación de impotencia que la frustración de sentir necesidades a las que tenía que seguir renunciando.
Uniendo todo esto al hecho de haberse educado poniendo el amor hacia el otro por encima del amor a si misma, la mujer se ha relegado al propio olvido.
Cuando una mujer pone en orden el amor incondicional a si misma comienza la liberación del yugo que previamente aceptó, como probablemente también lo aceptaron sus ancestras.
Una mujer que sana también devuelve la libertad a sus ancestras y descendientes.
Mi propuesta nace de la sencillez y valor de sanar los bloqueos del cuerpo emocional a través de la energía ordenada de la propia alma. De este modo el cuerpo físico recupera el permiso para sanar.
Para terminar sólo decir que la fibromialgia es una lucha contigo misma, y que si lo deseas puedes salir de tu batalla y descansar para recuperar tu fuerza y paz.
Hace unos años sané el hipotiroidismo sólo descubiendo que no sabía amarme y comenzando a darme amor.
Este es un breve vídeo de mi primer libro: Manual de Supervivencia para Mujeres en Crisis.
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